El curso anterior, yo había estudiado en una escuela de ingeniería, donde me habían explicado que la mejor solución era la más practica.
En las primeras clases del curso aprendí lo que la estética, entre muchos otros valores, representaba para la arquitectura. Aprendí a diferencia la Arquitectura de la construcción, el Arqui y la Tectura, aprendi que estaba entrando en un mundo ambiguo, loco y solo a veces lógico.
El primer día ya nos hablaron de le Corbusier como si fuera nuestro dios, aumentando así la impresión ya sectaria de por si que proyectaba sobre mi la escuela de arquitectura.
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